Sesenta años de la Ley de Financiamiento para las Artes en Estados Unidos (1965-2025)

En lugar de liderar a las naciones desarrolladas en el establecimiento de la financiación nacional de las artes a mediados del siglo XX, Estados Unidos creó una agencia nacional de artes en 1965, después de Canadá y el Reino Unido. Este artículo no intenta ser una historia administrativa de la Fundación Nacional para las Artes (NEA), sino que examina el flujo de ideas políticas que le dio origen y la ha sustentado por largo tiempo.

Aunque los defensores de las artes financiadas por el estado buscaron inspiración y modelos en Canadá y Europa, Estados Unidos no estableció un ministerio de cultura. De hecho, la Fundación Nacional para las Artes no es una agencia a nivel de gabinete. En cambio, se desarrolló un sistema de defensa de las artes locales muchos años antes del establecimiento de una agencia nacional, y esta historia y la influencia de la filantropía de las fundaciones en las artes explican, en parte, el dominio del sector privado en la financiación de las artes en ese país.

A pesar de que el gobierno de Estados Unidos había experimentado con programas nacionales de financiación para apoyar a los artistas y los proyectos artísticos a través de los programas de la Administración del Progreso de las Obras del New Deal en la década de 1930, el Congreso de Estados Unidos se retiró de la financiación centralizada de las artes hasta la década de 1960.

La participación directa del gobierno federal en la financiación de las artes es relativamente recientemente en la historia de la nación del norte. El National Endowment for the Arts fue establecido con este propósito en 1965. La donación privada local para apoyar las artes precedió al Endowment y continúa siendo el factor principal de financiamiento en el país. El papel del gobierno federal, destinado a complementar el papel altamente activo de los ciudadanos privados, proporciona un reconocimiento nacional de que las artes son vitales para la nación. Dentro del contexto de la donación privada en América, el National Endowment for the Arts tiene una serie de tareas específicas en apoyo de las artes, que serán particularmente importantes a través del tiempo, épocas marcadas por grandes cambios económicos y demográficos.

En muchos países, la financiación pública del arte y la cultura sigue siendo una realidad. Muchos museos son propiedad del Estado y gestionados por éste, por lo que el coste de sus entradas está subvencionado. Lo mismo ocurre con el mantenimiento y la explotación del patrimonio cultural (yacimientos históricos, bibliotecas, palacios, cascos históricos de las ciudades). Los teatros, las orquestas sinfónicas, la ópera y las compañías de danza reciben a menudo ayuda del Estado en forma de subvenciones y desgravaciones fiscales. También podemos señalar la existencia de una protección especial para el producto de estas actividades, como los derechos de autor.

Sin embargo, la participación del Estado en la financiación de las artes tiene diversos matices. En los Estados Unidos, la participación del Estado fue marginal hasta la creación de la Fundación Nacional para las Artes, y tradicionalmente el sector privado (mercado) y las donaciones (mecenazgo) de particulares han desempeñado un papel importante. Por el contrario, en la Europa continental el Estado participa activamente en el apoyo a las artes a través del gasto público (subvenciones y provisión directa).

Hay quienes consideran que la financiación estatal del arte puede ser perjudicial. Un argumento común es que el arte debe ser contestatario, rebelde y verdaderamente independiente del poder. Si las producciones necesitan el visto bueno de la autoridad política, lo único que podemos esperar es una manifestación artística cómoda para el poder de turno.

Otros creen que el Estado tiene la responsabilidad de apoyar las artes y la cultura. Se argumenta que la cultura es un bien que hay que proteger, y que si no se protege, una vez que se pierde ya no hay forma de recuperarla. Además, se sostiene que el arte y la cultura no son sólo rentables, sino que también son un negocio y una industria.

La Ley de Financiamiento para las Artes en Estados Unidos

En 1965, el presidente Lyndon B. Johnson firmó una ley que cambiaría para siempre el panorama cultural de Estados Unidos: la Ley de la Fundación Nacional para las Artes y las Humanidades. Esta ley estableció la National Endowment for the Arts (NEA) y la National Endowment for the Humanities (NEH), dos organizaciones clave dedicadas a promover la cultura, las artes y las humanidades en la nación.

El National Endowment for the Arts (NEA) fue establecido en 1965 como parte de un esfuerzo más amplio del gobierno de los Estados Unidos para fomentar y apoyar las artes en el país. Su creación marcó un hito significativo en la historia del financiamiento de las artes y reflejó un cambio en la percepción pública sobre el valor cultural y económico de las artes.

La fundación del NEA se produjo en un contexto de creciente interés por las artes en la sociedad estadounidense, así como un reconocimiento de su papel en la vida cívica y cultural del país. Durante las décadas de 1950 y 1960, hubo un aumento en la participación del gobierno federal en diversas áreas, incluyendo la educación y la cultura. La administración del presidente Lyndon B. Johnson promovió el NEA como parte de su “Gran Sociedad”, que buscaba mejorar la calidad de vida a través de programas sociales y culturales.

-1965: Se firma la Ley Nacional sobre las Artes y la Humanidades, estableciendo el NEA. La ley fue impulsada por una variedad de factores, incluyendo el deseo de apoyar a artistas y organizaciones artísticas, así como la necesidad de preservar el patrimonio cultural estadounidense.

-1966-1970: El NEA comienza a otorgar subvenciones a diversas organizaciones artísticas, incluyendo teatros, museos y programas educativos. Se establece una estructura organizativa que incluye un consejo asesor compuesto por líderes en el campo de las artes.

– Décadas de 1970 y 1980: El NEA enfrenta desafíos políticos y financieros, incluyendo críticas sobre cómo se distribuyen los fondos y preocupaciones sobre la censura. A pesar de esto, continúa expandiendo su alcance y apoyo a una variedad de disciplinas artísticas.

-1990s: Se producen reformas significativas dentro del NEA, incluyendo cambios en los criterios para la concesión de subvenciones y un enfoque renovado en la diversidad cultural.

-2000s hasta hoy: El NEA ha adaptado su misión para incluir un enfoque más fuerte en el acceso a las artes para comunidades desatendidas, así como el uso de tecnología para promover y facilitar el arte.

Impacto en la Sociedad Americana

El NEA ha tenido un impacto profundo en la cultura estadounidense. Algunas contribuciones clave incluyen:

Fomento del Acceso a las Artes: Ha proporcionado recursos financieros que han permitido a muchas comunidades acceder a programas artísticos que de otro modo no podrían financiarse.

Apoyo a Artistas Emergentes: A través de sus subvenciones, el NEA ha ayudado a lanzar carreras artísticas para innumerables artistas emergentes, proporcionando una plataforma para que sus obras sean vistas y apreciadas.

Desarrollo Cultural: Ha jugado un papel crucial en el desarrollo cultural regional, apoyando festivales, exposiciones y otras iniciativas que celebran la diversidad cultural del país.

Investigación y Educación: El NEA también ha financiado investigaciones sobre el impacto económico de las artes, demostrando su importancia no solo culturalmente sino también como motor económico.

 

Articulador y defensor de la presencia del estado federal en la cultura

La creación del National Endowment for the Arts representó un compromiso continuo del gobierno estadounidense con el apoyo a las artes, reflejando su valor intrínseco para la sociedad y su capacidad para enriquecer vidas.

Roger Stevens desempeñó un papel fundamental en la creación y desarrollo del National Endowment for the Arts (NEA). Como uno de los principales defensores y arquitectos de la institución, su influencia fue decisiva en varios aspectos clave.

Stevens fue un ferviente defensor de las artes y trabajó incansablemente para promover la idea de que el gobierno federal debería involucrarse en el apoyo a las artes. Su visión era que las artes eran esenciales para la vida cultural y cívica de Estados Unidos. Antes de la fundación del NEA, Stevens había estado involucrado en diversas iniciativas culturales, incluyendo su trabajo como presidente del Kennedy Center for the Performing Arts. Esto le proporcionó una plataforma para abogar por el financiamiento federal para las artes.

Stevens fue un asesor clave durante la administración del presidente Lyndon B. Johnson. Su cercanía al presidente y su capacidad para articular la importancia de las artes ayudaron a impulsar la creación del NEA como parte de la “Gran Sociedad”. En esa calidad, participó activamente en la redacción de la legislación que estableció el NEA, asegurando que se incluyeran disposiciones que permitieran un amplio apoyo a diversas disciplinas artísticas.

Después de la fundación del NEA en 1965, Roger Stevens se convirtió en el primer presidente de la institución. En este rol, lideró los esfuerzos iniciales para establecer programas y otorgar subvenciones, sentando las bases para el funcionamiento del NEA. Durante su mandato, la agencia ayudó a respaldar muchos programas nuevos, desde festivales literarios hasta subvenciones para proyectos artísticos en zonas urbanas marginales y programas de artistas en residencia que ubicaban a artistas visuales en escuelas secundarias.

Antes de trabajar en la NEA, Stevens había sido un exitoso productor teatral en la ciudad de Nueva York y Londres, donde produjo más de 200 obras de figuras como Eugene O’Neill, Tennessee Williams, Tom Stoppard y Harold Pinter. Recibió un premio Tony especial en 1971 por su trabajo.

En 1961, el presidente Kennedy le pidió a Stevens que estableciera un Centro Cultural Nacional, que más tarde se convirtió en el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, del que fue presidente del consejo de administración hasta 1988. Ese año también recibió la Medalla Nacional de las Artes.

Bajo su liderazgo, el NEA comenzó a otorgar subvenciones a organizaciones artísticas y proyectos individuales, lo que permitió un crecimiento significativo en el apoyo a las artes en todo el país.

 

Contexto Histórico

Durante los años 60, Estados Unidos experimentaba cambios sociales y políticos significativos. En medio de esta agitación, hubo un creciente reconocimiento de la importancia de las artes y la cultura como componentes vitales del bienestar social y el desarrollo nacional. La creación de la NEA y la NEH fue un paso fundamental en la institucionalización del apoyo gubernamental a las artes y las humanidades.

El 29 de septiembre de 1965, en una ceremonia en la Casa Blanca, el presidente Johnson firmó la ley frente a una audiencia que incluía artistas, escritores y académicos prominentes. En su discurso, Johnson enfatizó que “las artes y las humanidades pertenecen a todo el pueblo”, subrayando la importancia de hacer accesibles las artes a todos los ciudadanos, independientemente de su situación socioeconómica.

La NEA y la NEH comenzaron a otorgar subvenciones y apoyo financiero a una amplia gama de actividades culturales, desde la preservación de sitios históricos hasta la financiación de producciones teatrales, exposiciones de arte y programas educativos. Este apoyo no solo ayudó a sostener a instituciones culturales establecidas, sino que también fomentó la innovación y la diversidad cultural.

El impacto de esta ley se siente hasta el día de hoy. La NEA y la NEH continúan siendo pilares del apoyo a las artes y las humanidades, proporcionando recursos esenciales que permiten a los artistas, académicos y organizaciones culturales florecer. Esta ley ha sido fundamental para garantizar que las artes y la cultura sigan siendo accesibles y relevantes para todos los ciudadanos.

Desde su creación en 1965, el National Endowment for the Arts (NEA) ha experimentado una evolución significativa en sus métodos de financiación, enfoques y prioridades. A continuación se presenta un resumen de los principales cambios en la financiación del NEA a lo largo de las décadas.

En su primer año, el NEA otorgó aproximadamente $3 millones en subvenciones, apoyando principalmente a teatros, museos y programas educativos. Durante los años 70, el presupuesto del NEA aumentó significativamente. En 1977, el NEA recibió alrededor de $100 millones. Este crecimiento reflejó un mayor reconocimiento del valor de las artes en la sociedad estadounidense.

A medida que el NEA crecía, también enfrentó críticas y controversias, especialmente relacionadas con la censura y la financiación de obras consideradas provocativas o controvertidas. Esto llevó a debates sobre los límites del apoyo gubernamental a las artes.

La década de 1980 estuvo marcada por recortes presupuestarios bajo la administración de Ronald Reagan. El NEA vio reducciones significativas en su financiamiento, lo que limitó su capacidad para otorgar subvenciones.

En respuesta a las críticas y la presión política, el NEA implementó reformas para mejorar la transparencia y la rendición de cuentas en sus procesos de financiación.

Durante los 90 el NEA comenzó a centrarse más en la diversidad cultural y el acceso a las artes para comunidades desatendidas. Se establecieron programas específicos para apoyar artistas y organizaciones que representaban diversas tradiciones culturales.

Se lanzaron iniciativas como “Expansion Arts”, que buscaban fomentar el acceso a las artes para comunidades minoritarias y rurales.

Después de los ataques del 11 de septiembre, el NEA adaptó sus estrategias para abordar los cambios sociales y económicos. Se enfocó en revitalizar las comunidades a través del arte como parte de la recuperación económica.

En años recientes, el NEA ha incorporado tecnología en sus estrategias de financiación, apoyando proyectos que utilizan plataformas digitales para llegar a audiencias más amplias.

Recientemente, el NEA ha intensificado sus esfuerzos por abordar cuestiones de equidad cultural, buscando asegurar que todos los grupos tengan acceso equitativo al financiamiento artístico.

 

Fuentes

Schnepf, J. (2020). Collaborative Futures: Arts Funding and Speculative Fictions. Review of International American Studies.

Taylor, F. K. & Barresi, A. L. (2013). The Arts at a New Frontier: The National Endowment For The Arts.

Hodsoll, F.S. (1984). Supporting the Arts in the Eighties: The View from the National Endowment for the Arts. The ANNALS of the American Academy of Political and Social Science, 471, 84 – 88.

Hammonds, W. (2023). Culture and Democracy: the evidence. How citizens’ participation in cultural activities enhances civic engagement, democracy and social cohesion. Lessons from international research [Reporte]. E. Commission. https://culture.ec.europa.eu/news/new-report-participation-in-cultural-activities-strengthens-democracy-and-social-cohesion

Rosser Upchurch, A. (2016). The Origins of the Arts Council Movement. Philanthropy and Policy. Palgrave MacMillan.

https://www.arts.gov/about/what-is-the-nea/roger-stevens-1965-69

(c) Cristian Antoine, 2024

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