¿Aumentarían las donaciones culturales y el mecenazgo si tuviéramos unas agencias dedicadas a su promoción? Intuitivamente, tiendo a pensar que sí, pero, lamentablemente y hasta donde entiendo, no hay estudios que hayan podido mostrar la existencia de una relación virtuosa entre contar con organizaciones que promuevan el mecenazgo y  el número de donantes o el monto de lo donado.

Recientemente, Horizontal, el centro de estudios vinculado a EVOPOLI ha publicado el libro Cultura Democrática. Propuestas Culturales para el Chile de hoy (Santiago, 2024, 174 pp) (1). Los ocho ensayos de Cultura Democrática formulan propuestas de política pública que apuntan a robustecerla. Los textos reflexionan en torno al tema desde diferentes ángulos: la justificación liberal de una política cultural; la importancia y rol de la sociedad civil en la promoción de la cultura;

la institucionalidad cultural chilena y la política cultural en el marco de un desarrollo sostenible; la importancia y preservación del patrimonio; el rol central de las ciudades en la cultura; el posicionamiento internacional de Chile y el desarrollo de las industrias creativas en Chile.

El capítulo escrito por Magdalena Aninat, recoge cifras también actuales sobre el continuo incremento del financiamiento para el desarrollo de las artes, la conservación del patrimonio y el acceso a la cultura. En esta tarea, desde que se implementaron las primeras políticas culturales tras el retorno de la democracia, se impulsó el rol de la sociedad civil y la contribución del sector privado. De hecho, una de las primeras políticas públicas fue la Ley de Donaciones con Fines Culturales (Artículo 8° de la Ley N° 18.985), parte de la Reforma Tributaria de mayo de 1990, que estableció incentivos al aporte de privados destinados a iniciativas culturales. Le siguió en 1992 la Ley N° 19.891, que estableció el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes (Fondart) para destinar fondos públicos concursables a iniciativas de creadores, gestores y organizaciones artísticas de la sociedad civil.

El capítulo de Magdalena Aninat, titulado “Cultura y Filantropía en Chile,” analiza el uso de la Ley de Donaciones con Fines Culturales en Chile y las tendencias de la filantropía en el país. El texto también ofrece recomendaciones de políticas públicas para impulsar la diversidad, el pluralismo y la libertad como base del desarrollo artístico-cultural.

Aninat sostiene que a pesar de la existencia de estos instrumentos de política pública, los datos muestran limitaciones en la participación efectiva de los actores en el sistema de donaciones, un estancamiento en los montos donados, la cantidad de donantes, y el número de organizaciones de la sociedad civil (OSC) que logran recibir donaciones. Se calcula que solo el 3% de las fundaciones y asociaciones sin fines de lucro activas participan de forma efectiva en el sistema de donaciones. Específicamente, la Ley de Donaciones con Fines Culturales ha ido perdiendo su capacidad de atraer financiamiento privado para iniciativas culturales en los últimos años.

Existe una gran diferencia entre la búsqueda de donaciones y su consecución efectiva. En promedio, las OSC del sector alcanzan solo el 10% del monto total que buscan, según los proyectos aprobados. Además, la mayoría de las OSC con proyectos aprobados no reciben donaciones.

Es necesario facilitar los mecanismos para que las donaciones culturales sean más expeditas y de fácil comprensión para donatarios y donantes. Se debe revisar la exención del trámite de insinuación que debe hacer el donante en tribunales, y discutir la implementación de *endowments* con beneficios tributarios.

Es en este punto donde promueve la creación de una agencia pública que impulse el aporte de privados a fines de interés público, incluyendo las artes y el patrimonio, ya que existe un amplio desconocimiento de las leyes vigentes y su uso.

Según Magdalena Aninat, se necesita una agencia pública para impulsar el aporte de privados a fines de interés público, incluyendo las artes y el patrimonio, debido a un “amplio desconocimiento de las leyes vigentes y su uso”. Esta idea se desarrolla en el contexto de las limitaciones del sistema de donaciones en Chile y la necesidad de reformarlo para un desarrollo cultural más robusto y equitativo.

Sobre los puntos clave sobre la necesidad y el rol de esta agencia pública, yo destacaría además que su necesidad responde a desconocimiento generalizado sobre las legislaciones vigentes y su correcta aplicación. Esto dificulta que tanto donantes como organizaciones se beneficien de los incentivos tributarios y otros mecanismos de financiamiento privado. Una agencia debe promover la simplicidad y la confianza en el sistema de donaciones. Esto implica facilitar los procesos para donar y asegurar que los fondos se utilicen de forma transparente y eficiente.

La agencia debe tener el mandato de impulsar el aporte de privados a fines de interés público, incluyendo las artes y el patrimonio. La agencia debe informar, acompañar y apoyar a las OSC en la gestión de fundraising para que puedan acceder a financiamiento privado. Podría también cooperar para mejorar la capacidad de las organizaciones culturales para levantar fondos, lo que implica un esfuerzo de profesionalización de la gestión.

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